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miércoles, 27 de mayo de 2020

Sentimientos, Emociones y emocionalidad ©



Por sentimientos vamos a comprender a aquellas variantes de la experiencia que devienen del dolor o del placer; al igual que las emociones están muy relacionados. Los sentimientos se despliegan a través del tacto, del olor, o cuando miramos una obra de arte, o escuchamos aquella música que puede remitirnos a algún lugar recordado por nuestra mente; los sentimientos constituyen una vivencia específica producida por una percepción. A su vez, la percepción es el mecanismo a través del cual comprendemos; se vale de tres momentos: la observación; los recuerdos sensibles y las interpretaciones que hacemos. Estos tres momentos se enlazan con las emociones para dar lugar así a la respuesta que se hará visible a partir de los actos. Podemos colegir que las emociones irán a influir en la interpretación que hacemos de un hecho; acto o situaciones que nos toca vivir; pues construimos la realidad que vivimos influidos por nuestras emociones.
En general en esta sociedad modernizada hemos tratado de modo bastante displicente a los sentimientos y emociones; culturalmente, emociones y sentimientos han sido signados a ser reprimidos; no dichos, ocultados; pues han sido asociados a algún tipo de debilidad de carácter; baste recordar que hasta no hace mucho en algunos países los modelos culturales signaban a las manifestaciones emocionales o sentimentales como una forma inadecuada de comportamiento. En la actualidad, esto ha cambiado, las nuevas generaciones muestra una frescura y desenfado para decir lo que sienten; pero aun así persiste aquello del ocultar; por miedo al rechazo, por miedo al sí; por miedo en general. Entonces abordamos nuestros sentimientos valiéndonos de pastillas, estimulantes, religiones, ejercicios físicos, intelectualizaciones y todo aquello que creemos puede ayudarnos a soportar la insoportable tarea de reconocer aquello que nos pasa mas allá de nosotros mismos.
Muchas veces nos encontramos diciendo "no sé cómo expresar lo que siento" y es una gran verdad. Aunque no es porque nos falten palabras, sino porque falta internalizar el sentimiento como algo funcional que responde a objetos y acontecimientos que los preceden y dejarlo expresar sin censuras, sin importar el después. Somos seres cuya finitud nos preocupa sobremanera, aunque de modo callado; se ponen en marcha una red de mecanismos para interpretar esos sentimientos; pero la interpretación de los sentimientos se vivencia cómo un retorno de lo reprimido; y es en esa interpretación que tiene un rol importante los pensamientos. Estos a su vez desencadenan emociones, levemente diferentes de los sentimientos. 

Las emociones poseen una fuerza arrolladora que tiene como resultado una respuesta emocional intensa que se  expresa fisiológicamente; gestualmente o verbalizando. El poder de una emocionalidad intensa es tal que la única manera de transitarla es desde la comprensión y reconocimiento de nosotros mismos, apelando a una emocionalidad positiva más intensa que pueda suplirla. Reaccionar y sentir de forma más apropiada y por tanto actuar de manera más eficaz para lograr las metas que nos hemos propuesto. Lo que se tiende es a lograr el control de uno mismo.
Lic. Cristina de la Vega, Psicoanalista MN 65887 – Lic. Ciencias de la Comunicación; Especialista en Inteligencia Emocional; Liderazgo y Comunicación. 
www.psicologacristinadelavega.com                                   psicologacristinadelavega@gmail.com

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